sábado, 19 de noviembre de 2016

La Historia de Hachikō



10 de Noviembre de 1.923. 93 años hace ya desde que Hachikō, el protagonista de esta emotiva historia, naciese en la provincia de Akita, al norte de Japón.

Hachikō era un perro de raza Akita, macho y de un color blanco intenso.
Dos meses después, el Dr. Eisaburo Ueno, profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio, adoptó a Hachikō como mascota. Realmente el perro estaba destinado a la hija del profesor pero esta abandonó pronto el hogar familiar. El profesor se había encariñado mucho con él, por lo que finalmente se lo quedó.

Hachikō no podía acompañar al profesor Ueno hasta la Universidad. Así, que se despedían todos los días desde la puerta principal de la casa y Hachi (como lo llamaba cariñosamente el profesor) se iba a esperar, al terminar el día, a la estación de Shibuya a que regresara el profesor de trabajar.
A todas las personas que frecuentaban la estación (duenos de comercios, viajeros...) le sorprendía el vínculo tan fuerte que había entre el profesor y su perro; y las personas que transitaban por Shibuya siempre comentaban este hecho.

Esa espera continuó día a día sin interrupciones hasta el 21 de mayo de 1.925. Ese día el profesor Ueno sufrió una hemorragia cerebral mientras impartía clase y nunca regresó.

Pero Hachikō se quedó en su sitio de todos los días esperándolo...

Fueron pasando los días, luego los meses y finalmente años pero Hachi seguía acudiendo fielmente a la misma hora a esperar al profesor. Le daba igual el frió, la lluvia, el calor o la nieve. La lealtad a su amigo humano nunca pereció. 

Hachikō se convirtió en un héroe para todos los japoneses y cuidaron de él y se encargaron de alimentarlo los 9 años que estuvo esperando el regreso de su querido profesor. Los habitantes de Shibuya contrataron a un famoso escultor, Teru (Shou) Ando, para que realizara una estatua en honor a su amigo Hachikō. El escultor estuvo encantado de realizar el trabajo y realizó una bonita estatua de bronce que fue colocada enfrente de la estación, donde solía esperar Hachikō.

Casi un año más tarde, el 8 de marzo de 1.935 Hachikō falleció al pie de su propia estatua, debido a su edad. Sus restos fueron despositados en una caseta de piedra que fue construida para ello al pie de la tumba del profesor Ueno, en el cementerio de Aoyama, Tokio.

Cada año, el 8 de Marzo, se recuerda a Hachikō en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.

Basada en la Historia verídica de Hachicō. Notebook Teresa



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